A veces no soy consciente de la enorme suerte que tengo de poder despertarme cada día y ver a mi lado (o no) durmiendo a mi pequeña princesa. El hecho de trabajar por las tardes (o directamente no trabajar, como ahora) me permite disfrutar de todas la mañanas a su lado. Los primeros años de vida de los niños son fundamentales, y es una enorme suerte el poder estar con ellos viendo cada avance en su desarrollo. Creo que como yo, a todas las madres nos gustaría tener más tiempo para estar con ellos, y poder educarles, reñirles, mimarles, enseñarles... todo lo que "por desgracia" a muchos de ellos tienen que hacerlo sus abuelos/cuidadores/educadores. Digo por desgracia entre comillas, porque ¿a qué abuelo no le gusta estar con su nieto y disfrutar de él sin las preocupaciones que tenía cuando lo hacía con sus hijos? Para un rato está bien... pero no nos cansamos de oír en los medios que a menudo hoy en día son los abuelos los que pasan más tiempo con sus nietos que los propios padres, y eso... eso es muy triste.
Qué injusto y que mal está hecho el mundo, ¿verdad? Trabajos de largas jornadas, turnos partidos, sueldos bajos, y un largo etc. que hacen que por desgracia, esta vez sin comillas, los niños tengan que pasar mucho tiempo alejados de sus padres...
Pero me dejo de rollos, porque esto es algo que no va a cambiar; me quedo, por el momento, viviendo el día a día que me ha tocado, y que a mi sí me permite disfrutar de mi hija. Los despertares a su lado son lo mejor para empezar el día con una sonrisa.
Bastan 4 mordisquitos en la espalda para que se parta de risa sin remedio...
Mi hija es una de las pocas personas que conozco que se levanta con la misma cara con la que se ha acostado (los pelos son otra cosa...). No como yo pero bueno, eso vamos a dejarlo.