Si la semana pasada ya estuvimos a ver y a dar de comer a los ciervos y patos que tenemos a pocos minutos en Palencia, esta semana le ha tocado el turno a otros patos, los de el Campo Grande de Valladolid, un parque enorme ideal para pasear y desconectar un rato de ruidos y coches situado justo en el centro de la ciudad. Cuando fuimos ya era un poco tarde, y la luz empezaba a bajar, porque tiene tantos árboles y tan frondosos, que había zonas en las que ya parecía casi de noche... pero el parque es muy grande, y había muchos caminos, bancos y rincones mágicos que ahora en otoño están rodeados de hojas multicolores que aun se dejaron afotar...
Mítica estatua del fotógrafo parada obligatoria para los que van con cámara...
A medida que vas avanzando te puedes encontrar con fauna variada, aunque a la hora que fuimos ya solos vimos un par de pavos reales, que acostumbrados a los mirones iban y venían mostrando sus bonitos colores
Y al final del todo llegas al pequeño lago, famoso por su barca "La Paloma", y sus simpáticos patos, siempre deseosos de acudir a las llamadas de los miles de adultos y niños que les ofrecen trozos de pan o gusanitos...
A Michelle le encantó darles casi toda su bolsa; cogía un puñado y se lo tiraba, pero la pobre como no llegaba bien los tiraba muy cerca de la piedra y los patos tenían que hacer malabares para cogerlos, jiji. Pero le encantó ir a verlos y darles de comer, no quería irse ni a tiros!
Hola, papá!! Gracias por las fotos! ;)
Una tarde de otoño de lo más entretenida.