Érase una vez...

Tres chicas (un poco locas, todo hay que decirlo), que decidieron reunirse (y dos de ellas conocerse) con sus chicos y sus niños para pasar una mañana divertida en el campo...



[si ampliásemos el encuadre un poco más, veríamos un pedazo de reflector debajo de nosotras que provoca esa espectacular iluminación en nuestras caras, haciéndonos parecer los tres amigos de Casper...]

Las tres son bastante aficionadas a la fotografía, así que cada una llevó sus artilugios, y se pusieron a hacer cosas extrañas con ellos...

Mira lo que tengo aquí, David. A ver, no te muevas.


Ese círculo enorme plateado era la atración de grandes y pequeños...





Mientras, sus acompañantes se dedicaban a otros quehaceres...







Pero ellas seguían a lo suyo...



[Y aquí es cuando Rebe me deja de hablar]





Debe de haber algo misterioso en eso de hacerse fotos de esas tipo 'espejo'...






Incluso los más pequeños querían probar la sensación.



Los peques se lo pasaron en grande jugando, saltando, corriendo, cogiendo flores... simplemente disfrutando de la naturaleza.







Aunque también los no tan pequeños...



Cada una con su 'ojobjetivo' centrado en una cosa.

Esos rizos adorables de David y Valentina...



Una barrigola que ya empieza a dejarse ver...





La carita de una princesa...



O la historia de un beso...



Pasó el tiempo, y a todos les empezó a entrar un poco de hambre, así que decidieron irse a comper, aunque no sin antes hacer (o al menos intentarlo) una foto de todos juntos. ¡Qué difícil va a ser -pensaban las chicas-. Somos 6 adultos y 5 niños, y encima tenemos el sol justo encima!) Incluso la preparación tiene su propia historia...




[la foto de toda la pandilla está en otras cámaras, y no en la mía, que prefirió documentar el making of del montaje...]

Así que se fueron a comer, con mucha hambre y a un sitio fantástico con una luz mucho mejor que la de aquel campo abrasador.

Jo, mami; le enseño una canción de Michelle, y ella no me hace caso...



Y tras una jornada movidita y una comida entretenida, todos los niños posan resignados [y cansados] para las tres madres locas que siguen persiguiéndoles con sus cámaras... ¡es la foto más deseada!



[especial mención a Mateo, el más mayor de todos los peques, que cuida amablemente de Michelle, la más pequeña, que la retiene con sus manos para que no se vaya de la foto... gracias, Mateo!!]

Aunque tanto posado de niño bueno... no podía durar demasiado!





Y este es el pequeño-gran resumen de la divertidísima mañana que pasé con Eva, Rebe y sus familias. Aunque los chicos apenas salen en mi cámara, qué conste que estaban, ellos eran los que vigilaban a los peques mientras nosotras hacíamos el loco! jaja. Y apenada me he quedado al descubrir que no tengo ni una sola foto de mi chico preferido, Miguel. Tendrá que ser en otra ocasión... ¡¡¡la excusa perfecta para organizar otro encuentro!!! jajaja.
Gracias por todo, chic@s, todo un placer :*

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