Día 4. Civitavecchia (Italia)

Para los que anden un poco perdidos en geografía como lo andaba yo por el 2008, que no tenía ni idea de donde estaba Civitavecchia, este es el municipio italiano costero donde atracan todos los cruceros que van a Roma (como los caminos), y cuya única "misión" en cuanto al turismo se refiere es acoger a esos barcos durante todo el día mientras los pasajeros hacen diversas excursiones en la ciudad de Roma.
Todos menos nosotros... ¿qué raro, verdad? Bueno, en cierto modo sí; pero después de dos días seguidos haciendo levantar a la peque a horas indecentes + las poquísimas ganas de volver al Vaticano, no por la belleza de su arquitectura, sino por el desinterés por dar un euro más a esa "ciudad". Nos bastó y nos sobró con haberla visto en el 2008, creo que desde entonces no han cambiado ninguna piedra de sitio...
Así que como todas las excursiones te llevaban al Vaticano (con el consecuente calor haciendo cola para entrar que eso supone = con niños imposible ir), decidimos quedarnos a conocer un poquito Civitavecchia, y a disfrutar de las instalaciones del barco, que ese día estaban desiertas.



Nada más llegar al paseo marítimo, muy cerca del puerto, ya vimos que la ciudad era muy semejante a las que conocemos del Mediterráneo en España; playas inmensas llenas de gente, mar azul y en calma terrazas en primera línea... nada que no hubiéramos visto antes. Eso sí, también tenía sus cositas que la hacían ser diferente...

 Como un puente muy curioso con unos pilares muy altos, y que no encuentro por ningún sitio como se llama) que atravesaba el mar hasta un pequeño mirador.





Zoom

O unas playitas con piedras en vez de arena, con sombrillas de rayas todas iguales y unas palmeras que se asemejan más al caribe que al Mediterráneo...







Terracitas con mucho encanto...




Un fantástico paseo lleno bancos y palmeras que daban una sombra fantástica y que era el lugar idóneo para sentarse a descansar después de un paseo...




Y al final del paseo lo mejor de todo...



Una estatua enoooooooorme (podéis ver las personas al lado para haceros una idea) del famoso beso del marinero y la enfermera en Times Square al finalizar la 2ª Guerra Mundial; una reproducción a tamaño algo más que real... impresionante!



Regresamos la barco después de callejear y andar por los alrededores otro poco, pero la verdad es que me gustó más de lo que imaginaba; es una ciudad tranquila, amplia, y que sin duda no verías de otra forma sino es parando con un crucero, y pasando de ir a Roma, claro... algo que es, sinceramente, un poco más difícil.


Al día siguiente haríamos nuestra última parada en Italia por el momento... Nápoles, allá vamos!!

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