Esta semana le toca el turno a papá de salir en momentos... que el pobre se pasa el día trabajando, y cuando la peque le ve (qué listos son estos niños!) lo único que quiere es jugar con él. Así que cada día, sin importar que tenga sueño, hambre, pis (jijiji), allá va en busca de su padre en cuanto termina de comer para llevarlo a rastras a su habitación de juegos.
El día de su cumpleaños decidimos hacer un poco de cambio, que ya se sabe como son estas fechas; quitar unos juguetes para meter otros nuevos... así que la super casa era muy mona, pero nos ocupaba media habitación, y solo la usábamos para meter trastos; así que decidimos cambiarla por la piscina de bolas que tengo guardada de mi ludoteca, y aunque también ocupa media habitación, ¡se lo pasa pipa entrando y saliendo! (y metiendo trastos también... grrrr).
Hoy les he querido sacar en su salsa, y es que para tirarse de espaldas a una piscina hay que taparse la nariz...
Enseguida se levanta y sale corriendo para que se lo haga otra vez; y así hasta que el padre se cansa, porque lo que es la hija... incansable!
Después unos juegos con el gusano...
Y una vez que se ha quedado sola, pues a posar para mamá, jiji.
Mira que bolas más chulas, mama
El balón del barça que no falte...
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